miércoles, 23 de febrero de 2011

TEXTOS: "FRANKESTEIN" ACTIVIDAD VOLUNTARIA PARA SUBIR LA NOTA


A. Una siniestra noche del mes de noviembre, pude por fin contemplar el resultado de mis fatigosas tareas. Con una ansiedad casi agónica, coloqué al alcance de mi mano el instrumental que iba a permitirme encender el brillo de la vida en la forma inerte que yacía a mis plantas. Era la una de la madrugada, la lluvia repiqueteaba lúgubremente en las calles y la vela que iluminaba la estancia se había consumido casi por completo. De pronto, al tenebroso fulgor de la llama mortecina, observé cómo la criatura entreabría sus ojos ambarinos y desvaídos. Respiró profundamente y sus ojos se movieron convulsos.
   ¿Cómo podía transmitirle la emoción que sentí ante aquella catástrofe o hallar frases que describan el repugnante engendro que, al precio de tantos esfuerzos y trabajos, había creado? Sus miembros estaban, es cierto, bien proporcionados y había intentado que sus rasgos no carecieran de cierta belleza. ¡Belleza! ¡Dios del cielo! Su piel amarillenta apenas cubrían la red de músculos y vasos sanguíneos. Su cabello era largo y sedoso, sus dientes muy blancos, pero todo ello no lograba más que realzar el horror de sus ojos vidriosos, cuyo color podía confundirse con el de las pálidas órbitas en las que estaban profundamente hundidos, lo que contrastaba con la arrugada piel del rostro y la rectilínea boca de negruzcos labios.
  Aunque muy numerosas, las alteraciones de la existencia son menos apreciables que las de los sentimientos humanos. A lo largo de dos años había trabajado encarnizadamente con el solo objeto de otorgar vida a un organismo inanimado. Para lograrlo me había privado del necesario descanso, puesto en serio peligro mi salud, sin que ninguna moderación pudiera apagar mi fervor. Y, sin embargo, cuando mi obra estaba ya lista, mi sueño perdía todo atractivo y una repulsión invencible se apoderaba de mí.
   No pudiendo soportar por más tiempo la visión del monstruo, salí precipitadamente del laboratorio [...]

B. "¡Maldito, maldito creador! ¿Por qué me disteis la existencia? ¿Por qué no extinguí, en aquel mismo instante, la llama de la vida que con tanta inconciencia habíais encendido? No sé, en verdad, qué me contuvo. La desesperación no había hecho presa todavía en mí con todo sus horror inenarrable. No experimenté, entonces, más que cólera y un deseo invencible de venganza. ¡Qué placer me hubiera producido la destrucción del chalet y de todos los que lo habitaban! ¡Con qué gozo hubiera escuchado sus alaridos de espanto y dolor! [...] A aquellas horas todas las criaturas descansaban o gozaban; sólo yo, maldito monstruo diabólico, acarreaba en mi interior mi propio infierno y, al no encontrar una amistad o un afecto, deseaba arrancar de raíz los árboles y dispensar a mi paso la muerte y la destrucción, tras de lo cual tomaría asiento en las ruinas y contemplaría las pavesas acumuladas a mi alrededor"

C. "- Estáis equivocado- respondió el inbfame monstruo-. Pero, a pesar de todo, estoy dispuesto a discutir con vos en vez de proferir amenazas. Os he dicho ya que mi maldad proviene, tan sólo, de mi desdicha. ¿Acaso no me rechaza toda la humanidad? Vos, mi creador, deseáis destruirme y, de este modo, vencer. Pero reflexionad, decidme ¿por qué debo ser misericordioso para con los demás si ellos se muestran tan implacables conmigo? A vuestro entender no sería un crimen arrojarme en un abismo para destruir este cuerpo que construisteis con vuestras propias manos. ¿Por qué debo respetar al ser humano cuando éste alberga para conmigo tales deseos? Que conviva en buena hora conmigo; si aceptara, lejos de causarle el menor daño, yo le haría todo el bien que de mí dependiera y, llorando de felicidad, le daría pruebas de mi gratitud.[...]Si no pueden sentir amor por mí, ¡allá ellos!, sentirán miedo[...]"

Escribe un ensayo en el que reflexiones sobre el origen de la "monstruosidad" de Frankestein, así como sobre las consecuencias de sentirse marginado de la sociedad. Compara dicho personaje con otros "monstruos" literarios: el jorobado de Notre Dame, Grenouille ("El Perfume"), etc. [Mínimo: 20 líneas]

PELÍCULA DE FRANKESTEIN (1931):

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